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La lucha contra la Desertificación


La desertificación no se refiere a la expansión de los desiertos existentes sino que es un proceso por el cual las tierras afectadas pierden su capacidad productiva y puede darse por causas naturales.

Pero es la actividad humana que con su impacto da inicio a estos procesos debe ser analizada para reflexionar sobre un fenómeno que afecta a una parte importante del mundo y claro, también a nuestra provincia. Las prácticas agrícolas inadecuadas (avance de la frontera agrícola), el sobrepastoreo, la deforestación, el manejo de los recursos hídricos, el crecimiento urbano concentrado en ecosistemas frágiles, las actividades extractivas y la competencia por el uso del suelo, entre otras, son los factores que ponen en riesgo la calidad y existencia de nuestros ecosistemas y zonas productivas.

Acciones para combatir la desertificación

Desde el Ministerio de Tierras, Ambiente y Recursos Naturales, en coordinación con otras áreas del Gobierno e instituciones científicas y académicas, se han implementado planes y programas que responden a políticas que la Provincia sostiene y acrecienta en el tiempo.

Bosques Nativos

El Programa de Bosques Nativos está respaldado por una “política de apoyo financiero nacional para preservar su existencia y para mantener los beneficios ambientales” y destinó en los últimos cuatro años 40 millones de pesos a productores que desarrollen actividades de conservación. Estos fondos se ofrecen en compensación por los servicios ambientales que estos bosques brindan.

La provincia hoy cuenta con 2.040.000 has de bosques nativos.

Entre los beneficios de estos bosques se cuentan el combate de la desertificación, aumentando la humedad del suelo, ayudan en la conservación y generación de flora y fauna autóctonas. También hacen un importante aporte a la actividad ganadera y a la conservación de la identidad cultural. Como ejemplo, los aportes realizados a la Comunidad de Lagunas del Rosario le permitirán la recuperación de los bosques nativos y la formulación de nuevas alternativas productivas que disminuyan la presión sobre los recursos forestales.

Pero el trabajo de Forestación va más allá de de los bosques. En  en las zonas urbanas de la provincia existen 1.400.000 árboles que entran en el programa de “bosque público” y entre los cuales hay ejemplares como “acacias, fresnos, moreras, plátanos, paraísos, catalpas, arces, etc”. Es por eso que el Plan Provincial de Forestación se desarrolla bajo el concepto de “bosque integral” el cual está compuesto por la sumatoria del “bosque nativo, el bosque urbano y el bosque rural o productivo”.

El Plan  Provincial de Forestación, en vigencia desde el año 2011, comienza cada año entre los últimos días de agosto y los primeros de septiembre. Con  la siembra de 2014 incluida se llegaron a plantar más de 885.754 ejemplares nuevos durante los últimos tres años.

El Ministerio, por medio de este Plan,  entrega “estacas ” y “forestales” a los municipios de la provincia, escuelas, clubes, instituciones privadas, a Irrigación y a Vialidad provincial quienes se encargarán de plantar los nuevos árboles que dan vida a Mendoza.   Entre 2012,  2013 y 2014 se entregaron 739.900 estacas a productores de distintos departamentos de la provincia y 145.854 “forestales” para las zonas urbanizadas a escuelas, municipios, clubes y a distintas instituciones por pedido.

Lucha contra el fuego

También podemos mencionar, en lo que refiere a cuidado forestal,  la incesante labor de la el Servicio Provincial de Lucha contra el Fuego que funciona bajo la órbita del Ministerio de Tierras, Ambiente y Recursos Naturales a través de la Dirección de Recursos Naturales Renovables, en el que se realizó la incorporación de equipamiento y entrenamiento continuo para las Brigadas contra incendios forestales.

Este Sistema cuenta, en Mendoza, con dos aviones uno hidrante y otro observador y cuatro autobombas de alta penetración forestal que están equipadas con oxígeno y un sistema propio de autoprotección que puede alojar a personas aún cuando quedan rodeadas por el fuego. Tambièn cuentan con una ambulancia forestal, que permite brindar atención primaria a brigadistas en caso de que estos sufran algún accidente en zonas de difícil acceso.

En el ámbito de la Dirección de Desarrollo Territorial, el programa de regularización dominial y desarrollo productivo fortalece y fomenta el arraigo rural e impulsa la actividad de más de mil puesteros y colonos de toda la Provincia, medida que beneficia a más de 2.000 productores que habitan una superficie aproximada de 1.260.000 has (casi el 10 % del territorio provincial) mayormente en tierras no irrigadas de 10 departamentos.

El Ordenamiento Territorial también es un factor clave en la lucha contra la desertificación ya que nos permite planear y gestionar los usos más adecuados para un espacio previamente definido. Para esto se realizan estudios sobre el medio y las actividades humanas que allí se desarrollan.

Su objetivo es el óptimo aprovechamiento del espacio físico sin dañar los recursos naturales que sostienen la vida de una comunidad. La desertificación debe ser abordada como una temática referida al uso del suelo. Este instrumento nos permitirá ordenar y articular todas las políticas de gobierno, de forma tal que a través de la participación de todos los sectores podamos establecer planes que entre otros objetivos logren equilibrar las necesidades del oasis y el secano elevando los estándares de los cuidados ambientales y procesos productivos para lograr el desarrollo sustentable de nuestra provincia.

Oasis vs secano

Nuestra provincia distingue dos áreas: una de montañas y piedemontes al oeste y otra de planicies hacia el este. Los ríos formaron sobre las planicies los conos aluviales que posibilitan el desarrollo de las zonas irrigadas que llamamos oasis. Estos representan el 5% de la superficie provincial y constituyen el soporte de casi el 95% de la población, con densidades máximas en las zonas urbanas de unos 300 hab./km2.

La distribución de la población de los centros urbanos y de las actividades productivas muestran un marcado proceso de concentración en estos oasis, en claro contraste con el resto del territorio, casi deshabitado y árido.

El secano tiene muy baja incidencia en la economía global de la provincia. Se caracteriza por la baja densidad poblacional, precipitaciones medias de 150 mm/anuales y redes de servicios públicos insuficientes y poco eficientes. En términos económicos predomina la ganadería extensiva y gran presión sobre los servicios ambientales del Monte (leña, madera, postes, pasturas, flora autóctona como herbáceas medicinales, aromáticas, y carbón).

Las áreas deprimidas del desierto ya no reciben aportes hídricos superficiales, pues los caudales de los ríos se utilizan íntegramente para el riego de la zona cultivada y el consumo de los asentamientos urbanos.

Sobre un territorio de alta fragilidad, la competencia por el uso del agua, como factor limitante, surge como uno de los principales conflictos ambientales en la interacción oasis-secano. Es esta falta de equilibrio territorial la que constituye la base de parte de la problemática ambiental en Mendoza, manifestada en la concentración económica y demográfica.

Así las cosas, la desertificación afecta negativamente a los recursos suelo, agua y vegetación, perturba los ciclos biogeoquímicos y aumenta la pérdida de diversidad biológica, disminuyendo la biomasa y la productividad. Es importante señalar que si se suman las áreas naturales protegidas, los sitios ramsar, los bosques nativos y los ríos y espejos de agua, más del 30 % de la superficie de la provincia esta bajo normas legales de conservación. No obstante una de las consecuencias más significativas asociadas a la desertificación es el incremento de las condiciones de pobreza y marginación social, que conllevan a la migración rural y suburbana.