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La Orquesta Filarmónica junto a importantes invitados polacos


La Orquesta Filarmónica de Mendoza se presentará nuevamente, este sábado 19, a las 21.30, en el Teatro Independencia, con dos grandes invitados internacionales: el pianista Marian Sobula y el director Jacek Rogala. Ambos son polacos y vendrán a ofrecer su lectura del Concierto Nº 1 para piano y orquesta de Frédéric Chopin, el más difundido de los compositores polacos de todos los tiempos.

El costo de las entradas es a partir de $60 y ya están en venta en la boletería del teatro.

Este gran concierto para piano y orquesta es uno de los más tocados por los solistas y está también entre los preferidos del público internacional. Quien se atreva a abordarlo deberá tener una impecable técnica pianística, gran agilidad y capacidad de contrastes y delicadezas. Pero además es necesario que su intérprete conozca bien los pormenores y particularidades de la música polaca, cuyos elementos son omnipresentes en la pieza. Es por eso que la conjunción de director y solista venidos de Polonia representa un verdadero lujo para los mendocinos.

El programa se completará con la Séptima Sinfonía de Beethoven, otra obra favorita de orquestas, directores y público. Beethoven fue, sin duda alguna, el gran ídolo musical europeo de las dos primeras décadas del siglo XIX y su música encarnó los ideales románticos, las búsquedas revolucionarias, las necesidades identitarias de buena parte del mundo, que en esas épocas cambió notablemente. Esta sinfonía fue estrenada en 1813 en un concierto para ayudar a soldados heridos por luchar contra Napoleón, y es una obra llena de júbilo y de ritmos de danza, que si bien no es programática, suele ser percibida como una gran fiesta, quizás por la derrota napoleónica.

Varios momentos y temas musicales del concierto serán reconocidos sin esfuerzo por nuestro público, porque sin darse cuenta forman parte del acervo popular. El concierto de Chopin se usó como tema de apertura de Pobre diabla, una exitosa novela argentina de la década de 1970, protagonizada por Soledad Silveyra y Arnaldo André. Décadas más tarde, el segundo movimiento de la Séptima Sinfonía de Beethoven fue usado para musicalizar una de las escenas más impactantes de la película El discurso del rey, dirigida por Tom Hooper y protagonizada por Colin Firth.

El próximo concierto de la Orquesta Filarmónica de Mendoza está agendado para el viernes 25 de agosto y será otra gran fiesta musical, para la que se contará con la presencia del notable violinista Pinchas Zukerman, uno de los más grandes intérpretes del momento. Sin duda alguna, este será uno de los picos más altos de la temporada musical mendocina. El programa prevé el Doble Concierto para Violín y Chelo, de Brahms, y la Segunda Sinfonía, del mismo autor.

Una famosa cita de Beethoven menciona su pensamiento sobre la música: “La música es el vino que nos inspira a buscar nuevos procesos generadores y yo soy el Baco que prensa ese glorioso vino que hará que la humanidad esté espiritualmente borracha”. Quizás sea la más apropiada para anunciar un concierto, en esta tierra de vinos.

Comentarios a las obras del programa

Si bien Beethoven escribió su Séptima Sinfonía entre 1811 y 1812, no fue sino hasta 1813 que pudo estrenarla en un concierto que se ofreció en Viena, a beneficio de los soldados que habían resultado heridos en peleas contra el ejército de Napoleón. En ese momento, Beethoven era realmente un personaje extravagante que se hacía llamar “Poeta del sonido”, y que alimentaba el rumor de que era hijo ilegítimo del rey, mientras su aspecto era de lo más decadente. No es extraño, entonces, que escribiese su música en un lenguaje verdaderamente vanguardista. Y aunque en esta sinfonía el autor se anticipa a estilos que aparecerían incluso después de su muerte, el público celebró su lenguaje vanguardista, la inmensa energía de su final y la permanente presencia de elementos de la danza, lo que llevó incluso en algunas ocasiones a repetir el segundo movimiento, que siempre fue el fragmento más celebrado de la sinfonía (seguramente muchos lo recordarán porque fue usado para musicalizar aquella impactante escena de la película El discurso del rey, en la que Jorge VI de Inglaterra habla por radio a su pueblo). Es una obra que, aun sin ser programática, muestra de manera permanente una selección de escenas jubilosas.

A diferencia de Beethoven, Chopin no pensó nunca en escribir una sinfonía, ni obras vocales, mucho menos una ópera. Su vida giró siempre en torno al piano, tocando, componiendo e improvisando, actividades que generalmente se daban en simultáneo. Los testimonios que tenemos de él lo pintan como un sorprendente e imaginativo músico, capaz de improvisar de muchas maneras, todas igualmente sensibles y virtuosas. Disfrutaba mucho de improvisar, no tanto de tocar en público (sobre todo si las salas eran grandes) y mucho menos de escribir su música. Esto último lo ponía realmente nervioso. Aun así, siendo todavía muy joven, compuso sus dos conciertos para piano y orquesta, que le dieron una fama inmensa y capaz de trascender las fronteras de su Polonia natal.

Tras componer y estrenar su Primer Concierto, el joven músico se trasladó a París, donde recibió todos los elogios y comenzó una febril actividad de compositor e intérprete. Su fama de improvisador consumado y su inspiración inmediata lo convirtieron rápidamente en un fenómeno musical de gran fama. Sus búsquedas fueron diametralmente opuestas a las de Beethoven. Mientras que el genio de Bonn pretendía innovar en el lenguaje, y admiraba a quienes tenían un pensamiento que anticipase el futuro, Chopin proclamaba a Bach y Mozart como sus ídolos musicales, y no tenía problemas en denigrar a sus contemporáneos, sin darse cuenta de que él mismo estaba llevando la música de su tiempo a nuevos horizontes, que no eran precisamente los trazados por sus admirados autores del pasado. Sin embargo, todo eso dejaba de importar cuando él se sentaba al piano y dejaba a todos hipnotizados con su talento y con la delicadeza del sonido, por más que sus conciertos a priori parezcan sólo un muestrario de habilidades, o un monólogo con acompañamiento orquestal. Chopin no se daba cuenta, pero era un exitoso revolucionario que desde su música, según Robert Schumann, escondía cañones en lo que parecían ser flores.