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La restauración de la mansión Stoppel está en su etapa final


Ubicada en avenida Emilio Civit 348, la mansión Stoppel está siendo intervenida por el Ministerio de Economía, Infraestructura y Energía para emprender un proyecto cultural de gran valor histórico y patrimonial, además de generar un nuevo espacio para la exposición de artistas argentinos y del exterior.

Iñaki Massini, inspector técnico de la obra, estimó que en un mes los trabajos estén concluidos: “Estamos ultimando detalles y en la etapa de prueba de los servicios antes de la entrega de la obra. Nos falta realizar la segunda mano de pintura, pulir los mármoles y detalles en la fachada, las rejas y la vereda”.

Con 92% de avance, la obra tiene dos frentes de trabajo fácilmente identificables: uno corresponde a la construcción del nuevo edificio, de corte moderno pero con líneas arquitectónicas compatibles con la mansión. Será donde se dispondrán las salas administrativas y de exposición, así como espacios destinados al dictado de cursos y talleres de arte.

Allí es donde puede observarse el mayor avance de obras, ya que el edificio está prácticamente terminado y los obreros se abocan a los detalles de pintura e instalación de la climatización termomecánica del edificio de tres niveles. Este nuevo espacio fue diseñado de tal modo que no compita con el estilo tradicional de la casona, para no quitarle protagonismo.

El segundo frente de trabajo es la mansión propiamente dicha. Se están concluyendo las tareas de remodelación de molduras de techos, carpintería y herrajes, refuerzo estructural para adaptar la construcción a los códigos antisísmicos de la provincia y la recuperación y puesta en valor de los bienes y elementos de la casa, como las ornamentaciones, puertas, molduras, vitraux, escaleras y herrería.

Se han intervenido los 667 m2 que tiene la casona, divididos en dos plantas, y se ha logrado que, gracias a la colocación de columnas sismorresistentes y al refuerzo estructural, ambos espacios puedan ser utilizados para muestras o exposiciones abiertas al público.

La mansión, construida en 1912 por el italiano Víctor Barabino, se convirtió en la vivienda de Luis Stoppel, cónsul de la República de Chile en Mendoza. En diciembre de 2002, se la declaró Patrimonio Cultural. A mediados de abril de 2012, se sancionó la Ley 7371, que dispone la transferencia del inmueble de dominio público municipal a la órbita provincial. De esta forma, se le restituyó al Gobierno de Mendoza la tarea de restauración de la vivienda para darle uso cultural.