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Megajuicio: Testimonios sobre la complicidad de la Justicia durante la dictadura


Continúan las testimoniales en el IV juicio por delitos de lesa humanidad cometidos durante los años de la última dictadura cívico militar en nuestra provincia. Durante este lunes, prestaron testimonio Hugo René Tomini, Mirta América Granich, Dora Cristina DeMarinis y María Hilda de Moreno.

Desde la Cámara Federal de Apelaciones de la provincia de Córdoba declaró Hugo René Tomini. Su testimonio reconstruyó los episodios que prosiguieron a su detención ocurrida el 27 de agosto de 1975. Para entonces Tomini militaba en la Corriente Socialista ligada a la Organización Poder Obrero.

Violentamente trasladado al D2, el testigo recordó que al llegar reconoció las voces de otras personas que se encontraban en cautiverio. Entre ellas mencionó a Ricardo Damico, Raquel Miranda y Luz Faingold.

“Después de dos días, me sacan de la celda encapuchado y atado. Habían tres personas que me golpearon brutalmente. Aún me quedan en el esternón algunos huesos quebrados”, expresó Tomini al detallar el maltrato que precedió a la tortura padecida bajo picana eléctrica. Además hizo referencia hacia los ataques sexuales padecidos por las detenidas en aquel centro clandestino de detención.

Según relató el testigo, durante su cautiverio en el D2 recibió la visita de un juez que pudo identificar posteriormente al ser llevado a declarar al Juzgado Federal. En este sentido, señaló al ex magistrado Luis Miret. “Al exponerle que me habían golpeado, la respuesta que tuve del juez fue: ‘Hay que aguantar”, expresó Tomini.

A los días fue trasladado al Pabellón Nº1 del Penal Provincial donde permaneció hasta el 27 de septiembre, momento en el que fue llevado a la cárcel de La Plata. Para junio de 1979 obtuvo la opción de salida del país, residiendo en Italia hasta retornar en 1984. “El juez Miret le entregó la autorización a mi padre y le dijo que ‘si los militares no tenían nada contra mí, él tampoco”, recordó el testigo.

Seguidamente, declaró Mirta América Granich por la causa que investiga la desaparición de su hermano menor, Héctor Pablo Granich. La testigo elaboró una remembranza sobre su hermano y reconstruyó el violento allanamiento sufrido el 14 de mayo de 1976 en el que resultara detenido. “Fueron segundos que parecieron una eternidad. Creíamos que no pasábamos de esa noche”, relató Mirta al describir aquel operativo en el que también resultó detenido Pedro Quinteros, compañero de Héctor que había pasado la noche con la familia Granich.

Tras esto, la testigo detalló una serie de gestiones realizadas y los pedidos ante la Justicia para obtener información sobre el paradero de Héctor. Sobre este aspecto, destacó que los numerosos habeas corpus fueron sistemáticamente rechazados. “Mi madre falleció sin saber dónde está su hijo. Pueden pasar los años pero siempre se remueve por dentro lo que sufrimos”, dijo la testigo al finalizar su testimonio.

El tercer testimonio de la jornada fue realizado por Dora Cristina DeMarinis, ampliando su declaración realizada el 22 de marzo del 2011. En este sentido, Dora declaró sobre la desaparición de su hermana Lidia DeMarinis, ocurrida en 1976.

“A mi hermana se la llevaron de la casa de mis padres, el mismo día que allanaron la mía. Desde ese momento nunca más supimos de ella”, expresó la testigo tras describir el violento operativo realizado por un grupo de personas encapuchadas. Lidia fue detenida y separada de su pequeño hijo, que para entonces tenía 5 meses de vida. “Al día siguiente mi madre llegó a casa con el niño en brazos y ya suponíamos lo que había sucedido”, expresó Dora y transmitió la descripción que le diera su madre sobre lo ocurrido.

Las gestiones de la familia por dar con Lidia incluyeron el recorrido por comisarías y la presentación de habeas corpus que no lograron el patrocinio de abogados oficiales. “Solo teníamos respuestas negativas ante nuestros pedidos, incluso eran rechazados con costas a la familia”, manifestó la testigo y expresó su indignación al respecto.

Finalmente el testimonio de María Aydeé Moreno de Suárez brindó detalles sobre la desaparición de su hija Virginia Adela Suárez, ocurrida el 13 de mayo de 1976. Ese día, personal del Ejército arribó al domicilio de los Suárez y tras reducir violentamente a la familia, destrozar y saquear la vivienda, se llevaron detenida a Virginia.

Virginia se desempeñaba como docente, estudiaba Periodismo y trabajaba en el Barrio San Martín junto al Padre Llorens. Al momento de su desaparición tenía 20 años. El testimonio de María refirió sobre los compañeros de su hija, entre ellos Osvaldo Zuin, los hermanos Talquenca y María Silvia Campos.

“La suela de una de las botas quedó plasmada en una hoja que quedó sobre el suelo”, graficó la testigo al detallar lo acontecido aquella noche de mayo. Desde ese momento Dora emprendió una lucha para hallar con vida a su hija que la llevó a recorrer comisarías, realizar denuncias y solicitar habeas corpus.

Desde el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos, el abogado Pablo Salinas documentó su indagatoria con los expedientes que cuentan con la denuncia realizada por Dora en la Comisaría 7ma de Godoy Cruz. En ese expediente, el secuestro de Virginia fue rotulado al amparo de la Ley 20849, y según consta en el documento, la denuncia quedó archivada por decisión el exjuez Miret y el exfiscal Romano. Los otros habeas corpus fueron rechazados por los exjueces Guzzo y Petra Recabarren. “Nunca fui informada sobre esto, me estoy enterando ahora”, expresó Dora.

Tras estos testimonios, el Tribunal solicitó un cuarto intermedio por lo cual la etapa testimonial continuará mañana martes 28 de abril a las 9.30.