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Un desbalance hemodinámico causó la muerte del oso polar


El secretario de Ambiente y Ordenamiento Territorial, Humberto Mingorance, junto al médico veterinario que atendió la salud del oso Arturo, Oscar Ríos, brindaron una conferencia de prensa para explicar las causas de la muerte del animal, ocurrida ayer a la tarde.

El domingo, a las cuatro de la tarde, el animal fue encontrado en el Zoológico de Mendoza por uno de los veterinarios que realizaba la correspondiente ronda de control, quien dio aviso a personal del área, que constató la muerte.

Arturo falleció por un desbalance hemodinámico, lo que desencadenó en una descompensación multisistémica.

“Hay que valorar el cuidado que se le dio al oso desde el equipo de veterinarios y la preocupación de toda la población mendocina y de organizaciones de Buenos Aires que se pusieron a disposición y colaboraron con estudios y medicación”, comentó Mingorance en la ronda de prensa.

Por su parte, Ríos explicó el avance de la enfermedad de Arturo: “En marzo comenzamos a notar una secreción mucosa por la nariz, de la cual se tomaron muestras y allí encontramos bacterias y hongos, por eso lo medicamos. Luego el oso mostró dificultades para comer”.

“En mayo se realizó una inmovilización química junto al personal de Temaiken y los resultados mostraron osteólosis en el hueso nasal, lo cual repercutió en órganos aledaños, como los ojos, y le trajo consecuencias graves, como la pérdida de la capacidad olfatoria, cataratas avanzadas en los ojos, y quedó ciego a fin de ese mes”, agregó el profesional.

Desde la dirección del Zoológico provincial, se estaba pensado en realizar una eutanasia para evitar el sufrimiento del animal. Finalmente, Arturo murió, de forma natural, el domingo a la tarde.

Esta mañana el cuerpo del oso fue trasladado y en estos momentos se realiza la necropsia.

Los últimos días

En la última quincena, la salud del oso Arturo había entrado en un proceso de descompensación y deterioro marcado irreversible. Durante los últimos días, el animal presentaba un cuadro médico terminal grave por su avanzada edad y diversas complicaciones físicas de deterioro. Entre otras, pérdida total de apetito, consecuente disminución de peso y pérdida de visión y olfato.

El último parte médico presentado por el cuerpo médico veterinario del Zoológico provincial indicó que el animal permanecía poco reactivo, con mínima respuesta a estímulos y depresión marcada de su sistema nervioso central.

Arturo era un animal de casi 31 años de edad, que supera el promedio de vida habitual de esta especie en cautiverio.